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domingo, 16 de septiembre de 2012

"DEFENDIENDO AL CAPITAL" por Lic. Silvina Morelli




Pensaba en lo que ví anoche, en el odio descarnado y encarnado por personas que no sólo no padecen situaciones sociales o económicas apremiantes, sino que no se hacen eco de las necesidades reales que aún existen en este país.
Me quedó dando vueltas el cántico que -a mi criterio- expresó el mayor de los odios verbalizados en la “protesta”. Una frase que expresa claramente el deseo de aniquilar al “otro” -tal vez brillantemente manifestado con el ícono del nazismo que circuló por el centro de Buenos Aires sin que nadie, hiciera nada-: “andá con Néstor”, cantaban alegremente los manifestantes.
Dice Voloshinov que el área de la ideología coincide con la de los signos: “donde hay signo, hay ideología”. En consecuencia las palabras materializan signos ideológicos que atraviesan todas las zonas de la comunicación social, y junto con los códigos no verbales y las demás prácticas sociales, expresan lo ideológico.
Defiendo la protesta como forma de manifestación ciudadana, sectorial, política o gremial, porque en un sistema democrático además de ser un acto material del ejercicio de la libre expresión es un derecho constitucional. Pero no admito que no asuman el tenor político de la protesta. Está más que claro que lo que vimos y escuchamos anoche concentró discursivamente, una matriz ideológica bicentenaria: el odio de clase.
Y quiero dejar claro que mi concepto de ideología está más permeado por mi formación académica que por mi formación política. Aunque hago esfuerzos por articularlos, siempre gana el primero, tal vez porque si buscamos relacionar lo ideológico con lo discursivo como un intento de acercamiento a una lectura de las representaciones sociales que nutren los dispositivos de clase, es el que más “me cierra”.
Por ideología entiendo los lenguajes, los conceptos, las imágenes de pensamiento y los sistemas de representación que los distintos grupos sociales utilizan para dar sentido, definir y comprender de qué manera “funciona” la sociedad de modo que involucra cómo las ideas de estos grupos se tornan ideas “de clase” y se convierten en una fuerza materializada en sus discursos, en tanto discursos sociales.
Dice Stuart Hall -con quien comulgo en este sentido- que desde esta perspectiva podemos “analizar cómo un conjunto particular de ideas llega a dominar el pensamiento de un bloque histórico” y en este marco, los medios masivos -donde incluyo a las redes sociales- ocupan un lugar de relevancia como prefiguradores del discurso social con el que se construye el sentido dominante para los grupos sociales que anoche, al ritmo del “tachín tachín”, expresaron su malestar.
De esta manera, es más fácil y menos doloroso entender la frase que dio inicio a esta suerte de “torbellino de ideas” que publico de primera mano y sin releer demasiado. Y en este sentido, tampoco es casual que las pancartas que reproducían el símbolo del nazismo hayan circulado lo más campantes porque sintetizan, ideológicamente, el nudo principal de esa cadena discursiva que se manifestó en la noche del jueves 13 de septiembre.
Nota: la lectura del uso de las cacerolas, la frase “me cansé de los modos y la soberbia de Cristina” y la idea de “dictadura K”, las dejo para otro momento…ya va a llegar.
Lic. Silvina Morelli


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