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domingo, 3 de junio de 2012

MENU DE GOURMET: 4 ARTÍCULOS DE OPINIÓN DE RELEVANTE INTERÉS (V.H. MORALES, H. BRIENZA, D. ROSSI)

PRIMER PLATO:
23.05.2012 | opinión

Un triunfo del pueblo

Por qué los triunfos del pueblo, los éxitos de la sociedad en su conjunto constituyen una derrota para los grupos dominantes? Apenas me enteré del fallo de la Corte empecé a buscar repercusiones, ver de qué manera los medios reflejaban la noticia
El Grupo más interesado en que no se cumpla la ley demoró casi una hora en tomar la decisión de encarar la noticia. Seguramente estaban tratando de tomar una decisión sobre la manera en que el Grupo iba a tratar el fallo de la Corte. Debían estar tratando de resolver cómo le iban a bajar la línea a los periodistas de sus medios que iban a tener que abordar el fallo.
Pero lo importante es el paso dado ayer, un paso dado de manera rotunda por la Corte, superando todas las expectativas por la unanimidad con la que fue adoptada la decisión, un 6 a 0 que le da una contundencia indiscutible a la decisión, una contundencia que la fortalece y la presenta a la sociedad como un acto que se corresponde netamente con la justicia. Contrariamente a lo que sucede con los fallos divididos, en este caso estamos ante un verdadero triunfo de la justicia. Esa misma justicia, tan contaminada a veces, tuvo los resortes necesarios y la contundencia imprescindible para dotar a esta decisión de un valor que la vuelve indiscutible.
Lo que empieza ahora es una disputa por la cuestión de fondo. Pero en eso está claro que no puede haber demasiadas opiniones. Era esta traba que impedía la plena aplicación de la ley la que había que extirpar, y el que la Corte asentara que los tres años de plazo comenzaron de tal forma que se terminan el 7 de diciembre marca una conducta muy plausible de la Corte y un golpe muy severo a las expectativas de los grupos dominantes.
Lo que viene es una lucha mucho más pareja gracias a la aplicación de una ley que ha sido orgullo del pueblo y que ha significado que la sociedad supiese como nunca qué tipo de periodismo tiene y sepa cuál es el periodismo que desea.

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SEGUNDO PLATO:


23.05.2012 | opinión

El día que la política venció a las corporaciones

Hace un par de años la ex diputada Elisa Carrió dijo con solemne dramatismo que “Clarín y La Nación eran la Argentina.” Fue, sin dudas, una de las caracterizaciones más conservadoras que alguien pudo haber hecho sobre la argentinidad en la balaustrada del Bicentenario del nacimiento de la Patria
Por: 
Argentina era –según esa sentencia– ese pensamiento liberal conservador del mitrismo decimonónico que apoyó la Guerra al Paraguay, la Sociedad Rural, los golpes de Estado y que combatió los movimientos populares como el yrigoyenismo y el peronismo. La Argentina era –también– la complicidad con la dictadura militar, la nefasta apropiación de Papel Prensa y el apoyo al desguace del Estado del primer menemismo. Clarín, concretamente, fue ese grupo que en democracia digitó presidentes, manipuló el humor de los argentinos, hizo negocios turbios a costa de la monopolización de la información y, por último, se convirtió como el Grupo Yabrán en una empresa paraestatal que formateaba la conciencia de los argentinos. Hoy cualquier argentino lee las noticias manipuladas por el diario del instrumento de viento, mira las noticias por televisión donde quiera que vaya en TN y deglute sin digerir los zócalos de esa señal está obligado a ver los canales de cable que al Grupo se le ocurre –en las provincias es todavía más dramática la situación porque son dueños de la señal de cable pero también en muchos casos del único canal informativo local–, a través de sus decenas de señales de radio –Mitre, FM 100– y sus cientos de repetidoras en los pueblos y ciudades le susurra, al oído de los ciudadanos cómo tienen que pensar y razonar, y como si fuera poco, controla también los servicios de Internet por cable. La Argentina era ese pulpo mediático y empresarial –también atendía otros negocios como el sojero y el arrocero y las AFJP– con negocios sucios heredados de la última dictadura militar y aceitados en democracia con su política extorsiva sobre el mundo político y empresarial –el caso Boldt es un claro ejemplo de cómo operaba en los negocios del Estado– y con capacidad de hacer mirar a la justicia para que torciera la balanza siempre en su favor.
 Sin embargo, desde hace un par de años a esta parte, la Argentina fue cambiando lentamente su piel en un devenir democratizador, en el que el Estado –como aparato institucional soberano y autónomo– y el gobierno nacional –legitimado por los votos de los ciudadanos y “los pueblos”– pudieron hacerle frente a ese poder corporativo e ilegítimo que representaba el Grupo Clarín. La gran vuelta de página fue la sanción de la Ley de Medios en 2009. Pero Clarín todavía manejaba los resortes del Poder Judicial para entorpecer la decisión de las mayorías legislativas elegidas por los argentinos. Ayer, la Corte Suprema de la Nación le puso un coto a las maniobras de Clarín. Desde el 7 de diciembre en adelante, Héctor Magnetto tendrá que cumplir las leyes tanto como usted o como yo. La política ha vencido a las corporaciones. Y esa es una muy buena noticia para todos los argentinos.
 Tiempo Argentino, este diario hecho con dignidad por periodistas como Roberto Caballero, Cynthia Ottaviano, Gustavo Cirelli, entre tantos otros hombres y mujeres valientes de su redacción, nació hace exactamente dos años –casi el mismo tiempo que duraron las chicanas judiciales de Clarín contra la Ley de Medios–. Cuando salió a la calle pregonó que el Bicentenario entrañaba la posibilidad de una Nueva Argentina. Ayer se dio vuelta una página importante de nuestra historia democrática. La Argentina ya no es Clarín y La Nación, como decía Carrió hace un par de años. Hoy soplan nuevos vientos. Más limpios, más plurales, más conscientes. La Argentina, hoy, vive un nuevo tiempo. 

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POSTRES DE LA CASA:

ANÁLISIS — 10 mayo 2012

Por Diego Rossi.

“Vivir con lo puesto” dirían los ascéticos que quieren subsistir sin endeudarse ni rememorar patacones; “Producir (recursos) por lo mismo que se consume” dirían los cultores del equilibrio fiscal que como un corset se adoptó a partir de las recetas de austeridad post-crisis que propuso la Ley de Responsabilidad Fiscal, adherida casi como camino único por las Provincias y la mayoría de los municipios bonaerenses.

Para acceder a farragosos endeudamientos de intermitentes programas atados al financiamiento externo, los municipios han debido atarse al cierre de cuentas equilibrado y la disciplina fiscal. Mientras tanto, las posibilidades de conseguir recursos extrapresupuestarios para los municipios, se ciñen a constituir Sociedades Anónimas con Participación Estatal Mayoritaria, diseñar fideicomisos cuidando los gastos de administración o revisar los plazos fijos “encanutados” (sujetos a normas atávicas del Banco Central funcionales al Banco Provincia y al poder platense).

Discursos y posicionamientos

La letanía de ser “el contacto más cercano del Estado con el vecino”, y a la vez “los últimos orejones del tarro” en el reparto de la torta, aplica a los discursos sobre los gobiernos locales hasta el riesgo de ser devorados por la inmovilidad y la falta de iniciativas. Constituir un proyecto colectivo con mirada crítica o semi-funcional al poder de turno por lejos es la opción menos imaginada.

La relación recursos-gastos no ocupó los primeros planos de la agenda política, durante el extenso período de tasas de crecimiento de las economías locales en sintonía fina con el crecimiento nacional, y la realización entre 2003 y 2008 de un plan nacional de obras inédito y diversificado en agua, cloacas, pavimentos, plazas, accesos, escuelas, viviendas y reordenamiento urbano (recuérdese como antecedente a la limitada “máquina de hacer pavimentos” del gobernador Duhalde).

Los alcaldes previsores aprovecharon los años de relativa bonanza con poca inflación, para disciplinar algunas variables (como atar la recaudación de las principales tasas a los gastos en recolección de basura, alzas salariales, inversión y gasto en salud, mantenimiento urbano); empezaron a animarse a aumentar las tasas (después del reto de Néstor en 2007, que retrotrajo el impuestazo de Ituzaingó y otros, a cambio de transferencias discrecionales y discontinuadas). Pero pocos se acordaron de pensar y pregonar la autosustentabilidad municipal.

Ya en 2012, el crónico déficit que afronta el Estado provincial (altamente dependiente de la Nación, al menos desde los albores de la consolidación democrática) no le permite al Gobernador inventar conejos o pintar de naranja realidades complejas y evidentes.

De poco sirve ya al Ministerio de Economía provincial disfrazar de aumento en términos absolutos las transferencias de recursos a los municipios, cuando la última descentralización en recupero de deudas o gestión de impuestos data de 2002 y 2003, tiempos del Ingeniero Flotante Felipe Solá. No hubo voluntad de reconocer mayores competencias, amén de la simpatía o verborragia del funcionario de turno.

¿Es la coyuntura, amigo?

Si la teoría del “viento de cola” es una Zoncera probada para el modelo nacional (ver el tomo I de Aníbal Fernández), resulta al menos interesante su evaluación para la estructura tributaria y financiera de la Provincia de Buenos Aires. Fuertemente atada al ciclo productivo debido al alto porcentaje de recursos percibidos por Ingresos Brutos, yaltamente cautelosa y nada progresiva en la actualización de valuaciones que fondean al Inmobiliario, la estructura tributaria bonaerense es casi tan sensible a la economía como la seguridad lo es a los noticieros.

El proyecto de ley que establece aumentos en varios impuestos y eleva las autorizaciones de endeudamiento al Poder Ejecutivo provincial consiste a esta altura en un paliativo, casi un placebo.
La crónica periodística dirá que “a pesar de que esas medidas vienen siendo reclamadas desde hace largas semanas por los intendentes del propio oficialismo, el proyecto quedó entrampado en la dura pelea política que se viene desarrollando entre la Legislatura” (diario El Día, 5 de mayo).
Es altamente probable que dentro de un mes, se anunciará la aprobación del proyecto, producto de un acuerdo de convivencia de “alianzas políticas negativas” que servirán para la coyuntura, prolongando el status quo.

Ya sabemos que el exceso de la emisión de bonos, que el megacanje y el súperblindaje no son soluciones estructuralmente válidas. Las ideas escasean para cambiar la situación de la Provincia, y los municipios están estancados o a la baja en el reparto de la masa tributaria (que nunca superó el dígito porcentual).
¿Podrá forjarse una corriente de opinión que priorice planes estratégicos al estilo “nueva YPF”, y permita poner energías en cuestiones estructurales de los habitantes de la Provincia, como el financiamiento de servicios universales (basura, saneamiento ambiental), la reactivación de soluciones habitacionales, la mejora educativa y la salud para todos?

A pesar de las máquinas de (des)informar, será un deber político construir políticas de Estado, también en la provincia de Buenos Aires.

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ANÁLISIS — 21 mayo 2012

Por Diego Rossi

¿Cuáles serán las aspiraciones de “un país normal” para la mayoría de los argentinos?
¿Cómo compartir socialmente los anhelos de felicidad cuyos logros están celosamente custodiados a prueba de extraños y vigilados con cámaras de seguridad?

Sensibilidades y razones se entrelazan: hay modelos de liderazgo y de política económica en pugna, mediados por muchos comunicadores dogmáticos y reproductores de clichés que sólo en ocasiones aceptan matices (auto)críticos.

Me gusta el desafío de pesificar el pensamiento. Es un desafío inducido por la “coyuntura”.

Es una batalla cultural, quizás más fuerte que Malvinas e YPF. El fantasma de Cavallo sobrevoló la prensa para recordarnos que ya no hay tecno-conducción sostenible desde un Ministerio de Economía. Graciasadiós. “In God we trust”. Esta semana, el actual Ministro de Economía Héctor, Horacio, Guido… Hernán! Lorenzino, en vez de explicar a la clase media los alcances y la temporalidad de las restricciones a la venta de dólares, sugirió que se implemente por decreto el revalúo inmobiliario rural en la Provincia. Está en plena acción la vocación kirchnerista de que la política conduzca a la economía. Que lo makro le gane a los cultores y pregoneros de lo micro y los falsos equilibrios. Adhiero, sin justificarlo todo.

Hay resultados, divisables entre las columnas del humo del follaje otoñal caído. Pero proliferan visiones variopintas y distorsionadas de esos resultados.

La hojarasca de evaluaciones viscerales jaquean la capacidad de análisis. Por un momento hacemos un “alto el fuego” y nos permitimos dejar el dogma para cuestionar algunos métodos (¿las medias repartidas en Angola? ¿el payaso periodista repreguntando al canciller? ¿conferencia de prensa vs. bajada de línea?).
Volviendo a la divisa verde del País del Norte, los impactos sobre la posibilidad de que cientos de miles de ciudadanos puedan tocar y atesorar Washingtons y Franklins calan hondo entre los callos mentales, llegando a la víscera más sensible de muchos Argentos.

La estrategia comunicacional del Gobierno fue relativamente exitosa cuando evitó hablar todo el día del riesgo país primero, de la inflación después… ¿podrá ahora ganarse una batalla contra los atavismos del dólar?

Para el pequeño ahorrista (que seguramente se tomó vacaciones, ejerció su consumo pichinchero, cambió bienes durables, soñó con el 0km pero no pudo avanzar con proyectos de vivienda), la opción dólar no ha demostrado resultados financieros positivos en los últimos 10 años. Clarito: “el que apostó al dólar perdió”… pero aún reina en muchos lo que en Página 12 del sábado 19/5, Alfredo Zaiatz denomina el TOC: trastorno obsesivo compulsivo con el dólar.

¿Una terapia de shock desarmará la actitud TOC? ¿El síndrome de abstinencia producido por la falta de cambio, llevará a pesificar las operaciones inmobiliarias?

¿Lloverán dólares de la soja en la Semana de Mayo? ¿Intervendrá el Banco Central con sus cañones de reservas para garantizar la microindependencia del pequeño ahorrista, dejando un tendal de miserables especuladores? ¿Triunfarán en esta batalla los profetas del odio y las crisis autocumplidas?

Temerosas ardillas de dibujito, algunos vecinos del barrio miran al ininteligible cielo de las finanzas, atesoran sus bellotas verdes, especulan sobre la escasez de las divisas y sus futuros viajes al exterior… y bué, reflexionan.

Mientras seguimos redescubriendo verdades y zonceras, con actitud patriótrica desempolvo la escarapela y me preparo para celebrar el Mayo argentino.

Las tres banderas del viejo y buen peronismo me siguen alentando: Independencia Económica, Soberanía Política y Justicia Social.

Salud!
PD: (lo de “Salud y pesetas” quedó como recuerdo de la inmigración, che!)

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